Ivonne Lucía Juan Santana.
El invierno desnudó mis noblezas y el otoño sembró de espinas mi tristeza. La primavera me cubrió con flores y mil colores y supe de nuevos albores.
La felicidad me inunda en una sensación tan profunda, como el agua que vivifica a los campos en épocas de secano.
Mis tardes noches son de fulgor y un delicioso candor enciende mi llama mayor y se convierte en magia, una magia que presagia y de amor a todos contagia.
Delicioso ardor despierta en mis días de fulgor y un estado de dulzura asemeja a la locura…
Estallan alegrías incontinentes y sin respetar continentes llega al amor vestido con grandes galas y alas de ángeles mi mundo con mi corazón estremecido, mas no sé si lo tengo merecido, pero él en mí ha nacido y como gigante se hace llama… por tí mi bella dama… él reclama… y arrugando en flor su ceño… pone su impronta y se hace tu dueño.
Vertiendo tu savia en mi alma ha dado luz a mi vida, hecho de mí... un mundo de vibras, y conmovido mis fibras; la música se internó en mi cuerpo y glorificó mi vida.
Mi alma envejecida por el pasado brilla joven en la esperanza, con danzas delicadas y un fervor al agitar que un encanto edénico y terrenal, ha anidado mi lecho en tu espacio sideral.
Tu amor, mi amor.